En la mitología griega, Asclepio era el dios de la medicina. Era hijo del dios Apolo y de Corónide, una hermosa muchacha de Tesalia. Disgustado porque Corónide le era infiel, Apolo la mató y entregó a su pequeño hijo al centauro Quirón para que lo criara. Asclepio aprendió todo lo que Quirón sabía sobre el arte de la medicina y pronto se convirtió en un gran físico. Como cometió el imperdonable pecado de dar vida a los muertos, el dios Zeus lo castigó con un rayo. Durante cientos de años después de su muerte, los enfermos visitaron los numerosos templos construidos en su honor. Allí ofrecían sacrificios y elevaban plegarias a Asclepio quien, según creían, se les aparecía en sueños y les prescribía remedios para su enfermedad.
Según la mitología, Asclepio caminaba apoyándose en un bastón en torno al cual se enroscaba una serpiente. Este símbolo del bastón y la serpiente sigue usándose en la Medicina moderna. La serpiente pertenece a la especie "culebra de Esculapio" (nombre científico: Elaphe longissima).
Antes de adoptar al dios griego Asclepio (al que llamaron Esculapio) los romanos veneraban desde el 435 a. C. a Apolo como protector de la salud. Su templo estaba situado al sur del Campo de Marte, fuera del pomerium (trazado del límite sagrado de la ciudad de Roma). En el año 431 a. C. hubo también una epidemia de peste por lo que se consultaron los libros de la Sibila que el rey Lucio Tarquinio el Soberbio había dejado en el Capitolio. Las profecías aconsejaron edificar un templo a Apolo Medicus Purificador en el Campo de Marte, terreno situado entre la ciudad y el río. El templo tenía que ser elevado fuera de las murallas de la ciudad porque el dios Apolo era extranjero y así lo dictaban las leyes. Este santuario de Apolo Medicus fue muy famoso y se hacen de él continuas menciones en la historia de Roma. Se guardaban en el templo numerosas obras de arte traídas de Grecia. En la actualidad sólo queda el basamento de 4 metros de altura, debajo de la iglesia moderna de Santa María in Campitelli.
Para los romanos, Asclepio se transformó en el dios Esculapio. Fue importado en el siglo III a. C. desde Epidauro, a raíz de otra epidemia de peste que hubo en el año 293 a. C. En el año 281 a. C. se levantó su santuario en la isla Tiberina. Esta isla situada en el río Tíber estuvo desde muy antiguo asociada con el arte de la curación. En época actual se conserva en ella un famoso hospital del siglo XVI.
Los templos edificados por los romanos para venerar a Esculapio tenían unas dependencias muy importantes que eran los gimnasios y los baños.
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